El árbol del cacao es originario de la Amazonia Sudamericana. De allí se extendió por todo el continente hasta llegar a México. El cacaotero es de tronco liso y puede alcanzar de 6 a 12 metros de altura, aunque en cultivo se forma como arbusto de 2 o 3 metros de altura. Las flores y el fruto nacen directamente del tallo y las ramas crecen de forma inusual. Al fruto se le denomina mazorca y tiene forma de calabacín alargado. El cacao tiene una corteza rugosa y por dentro es rosado. Dentro de la pulpa están los granos o semillas y se encuentran entre 20 y 60 en cada mazorca.
De la semilla de esta planta, se extraen materias grasas, como la famosa manteca de cacao. La almendra, una vez tostada y molida, se convierte en un polvo que se utiliza para fabricar el chocolate, cuya ingestión produce una sensación de bienestar en el organismo, debido a sus propiedades estimulantes.
El chocolate es un alimento muy rico. Sus aceites vegetales protegen el sistema nervioso central, aumentando significativamente la percepción física y mental.
El cacao simbolizaba para los mayas el vigor físico y la longevidad, y consistía de un brebaje amargo que consumían exclusivamente los nobles. También se utilizaba en ritos religiosos. Al ver que los granos de cacao se usaban como monedas y que los aztecas le atribuían a la bebida de cacao virtudes reconstituyentes, Hernán Cortés decidió explotarlo comercialmente, surgiendo así plantaciones en México y las islas del Caribe.
El cacao ha sido un cultivo tradicional de República Dominicana. Para la década de 1940, el país ya era un gran productor y exportador de este grano en cantidades superiores a las 25,000 toneladas métricas.